La estrategia empresarial lleva ligada una dimensión económica, como la cara y la cruz de una moneda.
Por un lado, convertir la estrategia en planes y hacer bien sus números, es clave para enfocar la fuerza donde más efecto producirá en cada momento y para elegir siempre los caminos adecuados para alcanzar los objetivos.
Por otro lado, manejar adecuadamente la información que se va a compartir con terceros y la imagen que se proyecta, en cada momento, tiene un impacto directo en el precio y la disponibilidad de los recursos que se van a necesitar para alcanzar los objetivos definidos en los planes y la estrategia.